En medio del infierno de la droga de San Martín, en Buenos Aires, hay una increíble obra comunitaria que trabaja para apoyar a niños y familias cuyos padres están en prisión. El asentamiento donde trabajan es extremadamente peligroso y las condiciones de vida son muy precarias.

Para apoyar esta labor de la Iglesia, hemos decidido contribuir activamente con nuestra presencia. Queremos estar sobre el terreno e implicarnos personalmente para que este importante ministerio pueda continuar y los niños que tienen que vivir en la calle y crecer en circunstancias difíciles tengan la oportunidad de un futuro mejor.

Una parte importante del trabajo consiste en sacar a los niños de la calle y acompañarlos pastoralmente. Creemos que esta es la mejor manera de ayudar a los niños y encaminarlos por el buen camino.